Rioja, Gádor, Viator, Pechina, Benahadux, Huércal de Almería y Santa Fe de Mondújar son los siete municipios que forman la comarca del Bajo Andarax. Su particular situación geográfica le convirtió en zona de paso de todas las culturas que han hecho acto de presencia en la provincia a lo largo de la Historia. Esto, unido a su peculiar orografía y a su diversidad paisajística, le convierten en un área idónea para disfrutar de la naturaleza y la gastronomía.
La Mancomunidad del Bajo Andarax, constituida en 1986, trabaja en la creación de una red de senderos, rutas MTB y cicloturista de carretera gracias a la cual se podrá recorrer toda la comarca, que cuenta ya con una decena de propuestas para turismo activo. Tal es el caso de la Ruta Mozárabe, que forma parte del primer tramo de la Ruta Jacobea que une Almería y Santiago de Compostela, y el sendero Puerto de la Ragua, que cuenta con un recorrido de 170 kilómetros que guiará a los más intrépidos desde las cumbres de Sierra Nevada hasta el mismo Cabo de Gata. Gádor-Las Minas, Pechina-Los Baños, Los Rincones-El fuerte, Benahadux-Las Minicas y las Ramblas de Gérgal y Huéchar son otros de los senderos más destacados de esta zona, en la que también se puede realizar el ascenso al Cerro Alfaro o una ruta por los rincones más bellos de Santa Fe de Mondújar.
La gastronomía es otra de las claves de la vida social de la comarca, que puede presumir de contar con un gran legado culinario avalado por las distintas culturas que han poblado la zona desde hace miles de años. Por ello, no hay nada mejor que una buena comida después de conocer el terreno a través de uno de sus magníficos senderos, Son muchos los platos típicos que se pueden disfrutar en el Bajo Andarax, desde migas hasta arroz con chapas, pasando por berza, pipirrana, gachas, gurullos con conejo, acelgas esparragas, ajillo y ajoblanco, así como gazpachuelo, pimentón, potaje de bacalao o ‘fritailla’ de calabaza. Los dulces tienen también un papel relevante en su gastronomía, destacando el arroz con leche, los roscos fritos, las talvinas o los papaviejos.
El arte culinario andalusí se refleja en sus platos con el uso de olores tan característicos como el del almizcle, el del ámbar, el del azahar o el del agua de rosas. También están presentes la canela, el azafrán, el cardamomo, la nuez moscada, el clavo y la galanga, entre otros. Sin olvidar el uso de los frutos secos como las uvas pasas, las almendras, las nueces, los piñones y los dátiles.