Jugar al ajedrez puede ser tan divertido como educativo. Son muchas las personas que lo practican como entretenimiento, otras lo hacen para competir; pero en ambos casos se está desarrollando la capacidad intelectual y las habilidades de inteligencia emocional. Y es que son muchos los beneficios que aporta esta práctica deportiva.
–Atención y concentración. Las partidas pueden ser largas y la falta de estas dos cualidades pueden llevar al ajedrecista a cometer un error que le suponga la derrota.
–Análisis y síntesis. Las distintas alternativas ante las que se enfrenta el jugador le obligan a analizar sus movimientos y los de su rival, así como las posibles consecuencias de ellos, desarrollando al mismo tiempo un pensamiento crítico.
–Memoria. Es una de las grandes aliadas de los ajedrecistas, que deben recordar su experiencia en jugadas o partidas similares para tomar una decisión en un corto espacio de tiempo.
–Resolución de problemas y toma de decisiones bajo presión. Enfrentarse a distintos e inesperados problemas durante la partida hacen que el ajedrecista desarrolle la capacidad de solucionarlos, pero también de hacerlo bajo una gran presión de tiempo. Además, mejora el razonamiento lógico-matemático.
–Creatividad e imaginación. Tratar de imaginar la estrategia que va a seguir el rival ayuda a incrementar la imaginación del ajedrecista, al tiempo que mejora su creatividad, pues debe definir sus próximos movimientos.
–Control emocional. Evitar que la ira o la frustración ante una mala jugada afecte al desarrollo de la partida es imprescindible para lograr la victoria. Controlar los sentimientos y fomentar la energía positiva es fundamental. Además, el ajedrez promueve la honestidad y la integridad del jugador.
–Adaptabilidad, empatía, iniciativa y autoestima. El ajedrez ayuda al jugador a adaptarse a las distintas situaciones que se van dado en la partida, pero también incrementa su capacidad de iniciativa y su empatía, algo imprescindible para poder anticiparse a las acciones del rival. Además, conforme se vayan logrando buenos resultados, la autoestima sube y con él la confianza en uno mismo.
–Trabajo en equipo. Aunque el ajedrez es un deporte individual, también puede practicarse en equipos de cuatro o seis personas. Todos los miembros del conjunto deben remar en la misma dirección para lograr la victoria, por lo que la colaboración entre ellos se hace imprescindible.
No nos podemos olvidar que la práctica de ajedrez puede ayudar a prevenir el Alzheimer, mejora las estructuras del pensamiento, fomenta los pensamientos convergentes y divergentes y da herramientas para la resolución de problemas de tipo algorítmico . Todos estos beneficios hacen que muchos padres animen a sus hijos a descubrir el apasionante mundo del ajedrez, que además de una sana ocupación del tiempo libre es también una gran actividad formativa. Con el ajedrez, mejoran sus facultades espaciales y organizativas, planifican mejor sus tareas e incrementan su capacidad de decisión, concentración, memoria, pensamiento analítico y afán de superación. Además, los docentes defienden la puesta del ajedrez al servicio de la educación, pues no solo reporta beneficios intelectuales y emocionales, sino también valores como la sociabilidad, la resistencia a las frustraciones, la aceptación ante inconvenientes y la confianza para superarlos.