Su ubicación privilegiada, en la falda norte de Sierra Nevada, y su entorno natural son, sin duda, dos de los grandes atractivos de esta localidad enmarcada en la comarca almeriense del Río Nacimiento.
Las casas rurales del municipio son el lugar perfecto para pasar un fin de semana inolvidable en un entorno privilegiado y muy cerca de numerosas rutas de senderismo donde no sólo los sentidos se recrean en el paisaje, sino que se alimentan de las historias que emanan de los vestigios de aquellas culturas que han poblado estas tierras a lo largo de los siglos.
El contacto directo con el medio natural tiene aquí uno de sus puntos álgidos a través del Aula de la Naturaleza Paredes, un centro de educación ambiental y albergue a la vez que se sitúa en plena sierra. En él se desarrollan programas didácticos de ocio y tiempo libre destinados a todos los grupos de población que quieran estar en contacto con la naturaleza.
Asimismo, el Área Recreativa de La Roza es uno de los espacios forestales más importantes de la provincia en el que se integra un parque infantil, pasarelas de paseo, aparcamientos, un amplio merendero y una zona de acampada controlada. También existen senderos acondicionados para peatones y carriles para bicicletas.
En cuanto a su gastronomía, en ella encontramos la huella de Al-Ándalus, todos esos lugares comunes donde se hermanan los pueblos y sus identidades. Así se ha fundido la tradición árabe con la local, lo que ha terminado en los platos en forma de migas, ‘fritá’ de conejo, gurullos, roscos fritos, roscos de vino y aguardiente o los típicos hornazos, una suerte de bollos coronados con un huevo.
La carne de membrillo, la mistela, tortillas de habas, embutidos como el chorizo, la longaniza, el blanquillo o el salchichón, así como las conservas, realizadas con los productos de su propia huerta, como la de pimiento y la de tomate, completan este abanico de aromas y sabores.